Sobre este Proyecto
Vivimos en una época en la que muchas personas —niños, jóvenes y adultos— se sienten frustradas, desconectadas, solas. Las redes sociales nos inundan con imágenes de felicidad constante, creando la falsa idea de que el dolor, la confusión o la tristeza solo nos pasan a nosotros. A esto se suma que culturalmente no siempre sabemos cómo expresar lo que sentimos. Nos guardamos todo. Callamos.
Desde nuestros programas formativos, hemos encontrado en la literatura una herramienta poderosa para sanar, reflexionar y reencontrarnos. Cuando una persona abre un libro y se encuentra con un personaje que sufre, que se cuestiona o que también se siente fuera de lugar, algo se enciende. Esa conexión permite decir: “No soy la única persona que siente esto”. Y entonces, el silencio se rompe.
La literatura en nuestras comunidades no es solo entretenimiento: es una forma de volver a sentirnos humanos, de recuperar el diálogo, de generar pensamiento crítico y de fortalecer el lazo con uno mismo y con los demás. Ha sido sorprendente ver cómo las historias provocan conversación, empatía, comprensión. Cómo ayudan a integrar a familias, vecinos, generaciones distintas.
Por eso solicitamos libros en donación. Porque cada libro es una puerta. Y con cada puerta que se abre, crece la posibilidad de una vida más libre, más pensante, más conectada. Una vida con más esperanza.